El ensayo discute cómo Bitcoin está evolucionando hacia un activo financiero creíble, potencialmente uniéndose a las reservas de los bancos centrales para 2030, similar al oro. Los analistas señalan su menor volatilidad, mejorando la liquidez y la creciente adopción institucional, lo que refuerza su legitimidad como reserva de valor a largo plazo en medio de la incertidumbre económica global.